domingo, 28 de enero de 2007

The Black Dahlia (Brian De Palma/ 2006)


The Black Dahlia (Brian De Palma/ 2006)

Dirección: Brian De Palma.

Reparto: Josh Hartnett (Bucky Bleichert), Scarlett Johansson (Kay Lake), Aaron Eckhart (Lee Blanchard), Hilary Swank (Madeleine Linscott), Mia Kirshner (Elizabeth Short), Mike Starr (Russ Millard), Fiona Shaw (Ramona Linscott), Patrick Fischler (Ellis Loew), James Otis (Dolph Bleichert), John Kavangh (Emmett Linscott), Anthony Russell (Morrie).
Guión: Josh Friedman; basado en la novela "The Black Dahlia" de James Ellroy.

Música: Mark Isham.

Productores: Art Linson, Avi Lerner, Moshe Diamant y Rudy Cohen.
Vestuario: Jenny Beavan.

Fotografía: Vilmos Zsigmond.



Con la “Dalia Negra” dirigida por De Palma, estamos ante una película de Film noir de una gran factura. Con una fotografía impecable (no es un coincidencia que este nominada al Oscar en ese rubro precisamente) con una historia que cumple con las reglas del canon, intentar hacer creer a quien la ve algo que en realidad no es. Pero antes de hablar de la Dalia, hablemos un poco del Film noir. Genero cinematográfico que tuvo su época dorada en la década del cuarenta del siglo pasado con directores como John Huston (El Halcón Maltes), Raoul Walsh (El último refugio) o Billie Wilder (Perdición), con actores como Humphrey Bogart o James Cagney, y actrices como Lauren Bacall, Rita Hayworth y Verónica Lake.

El Film noir para muchos críticos no tiene una definición totalmente clara, si bien es recurrente en el, la figura del inspector privado, caso Sam Spade (Dashiell Hammet) o Philip Marlowe (Raymond Chandler), así como la clásica presencia de la Femme fatal, suerte de figura desencadenante de todo lo bajo y oculto que lleva consigo el protagonista, estos son solo algunos de los personajes clásicos de estas historias. Pero una característica si esencial a estos films, es que el protagonista deja de ser un personaje unidimensional, ya no es la historia de bueno versus malo, o la redención de un pequeño rebelde, es por el contrario la historia de aquel que siempre esconde algo tras si, que intenta escapar a un pasado, a un recuerdo, que si bien tiene ciertos valores, estos no son reglas fijas a seguir, ni signo de orgullo o distinción, sino que pueden convertirse en un impedimento para alcanzar las cosas con las que sueña.

Los protagonistas de estos films, son antihéroes que se encuentran llenos de miedos, culpas y errores. Es el hombre y sus circunstancias, ya no es el héroe que salva el día, no es el ejemplo a seguir, es todo lo contrario, las historias del Film noir nos invitan a ver la debacle de sus personajes, a seguir sus pasiones y deseos hasta el final, final que incluso puede llevarlos a su autodestrucción. Debacle con la que nos identificamos, pues no hay algo más humano que el saber lo que nos hace o hará mal y aún así desearlo[1].

La fotografía, así como la textura en estos films es fundamental, será esta la que nos otorgue y brinde los verdaderos matices de la psique de los personajes, las palabras son solo artilugios para despistar. Es un sello de este género el uso del claroscuro para proyectar y dejar ver aquello que precisamente se intenta ocultar con el discurso. El ángulo de la cámara nos guía, nos lleva a través de los temores y deseos de los personajes, nos permite ver de que manera van cambiando durante el film, que es lo que llama su atención y de que manera se encuentran en un viaje de descenso hacía rincones oscuros y olvidados.

La Dalia y Ellroy

La Dalia Negra es una novela de James Ellroy, basada en el asesinato sin resolver en 1947 de una joven aspirante a actriz llamada Elizabeth “Betty” Short, llamada por la prensa de la época “La Dalia Negra”, debido básicamente a que la vestimenta de Elizabeth era primordialmente negra y en referencia a una película del 46 protagonizada por Verónica Lake, llamada la “Dalia Azul”. La trama de la novela le costo mucho a Ellroy porque el mismo hizo una proyección de su madre asesinada con la figura de la joven Betty.

Ellroy logra enfrentar el asesinato sin resolver de su madre a partir de “La Dalia Negra”; la obsesión que tiene ante el caso no resuelto de su madre y “Betty”, hacen que escriba años después “Mis Rincones oscuros” en la que presenta las investigaciones que realizo él en relación al asesinato de su madre.

Ellroy es un escritor que ha tenido una vida difícil, como la de sus personajes, ha sido adicto al alcohol y a otros sustancias, ha estado preso por delitos menores y acosar mujeres. Con respecto a su obra, los críticos lo consideran complejo y de una maestría ampliamente demostrada. Para muchos es el maestro actual de la “Novela negra”.
Son varios los libros de Ellroy convertidos en películas, son el caso de “Brown`s Réquiem”, “Sangre en la Luna”, y la conocida por todos “L.A. Confidential”.

La Dalia y De Palma

“La Dalia Negra”, parte de la amistad de dos policías ex-boxeadores Bucky Bleichert (Josh Hartnett), Lee Blanchard (Aaron Eckhart) que gracias a diversas circunstancias logran convertirse en detectives reputados que están a cargo de investigar y luchar contra el crimen en una de las ciudades más corruptas y peligrosas, Los Ángeles. Lee vive con Kay Lake (Scarlett Johansson) una joven que representa el ideal de mujer todo hombre en esa época. Junto a Bucky los tres forman un extraño triangulo de amistad y amor. El asesinato de la Joven y aspirante a actriz Elizabeth “Betty” Short, obsesiona y consterna, a ambos protagonistas quienes observan continuamente, las pruebas de cámara que realizo la aspirante a actriz “Betty” interpretada por Mia Kirshner[2].

Y es en relación precisamente a este asesinato que aparece Madeleine Linscott (Hilary Swank) joven heredera que vive una doble vida como dama de sociedad en el día, y en las noches en clubs de lesbianas de los bajos fondos.

De Palma con la “Dalia Negra” utiliza mucho de sus trucos de cámara y edición ya conocidos en otras de sus películas (un ejemplo de esto lo podemos ver en la pelea de box, nótese como el actor aparece enfocado en primer plano y los espectadores aunque alejados están dentro del cuadro). La edición puede parece efectista (y ciertamente se ha criticado el film por eso) pero va perfecto con el clima de culpa. Ese saber de que uno arrastra algo consigo, que se intenta crear durante todo el film. El modo en que se ha representado la ciudad de los Ángeles, dándole matices de ser irreal, y falsa, suerte de parque temático, hace que se resalte más el contraste entre el propio Los Ángeles y la tierra de las apariencias “Hollywoodland” que ella alberga. De Palma juega muy bien con la clave de que nada es lo que aparenta ser, que todo es simple imagen y apariencia, la cual se esfuma al verla de cerca. El vestuario y los colores representan las aspiraciones de los personajes, los colores que utilizan intentan ser reflejo de lo que desean ser, pues aunque cada uno se sabe apariencia, lucha por converse así mismo y a los demás, que son lo que muestran.

Josh Hartnett da una buena actuación, junto Eckhart, el primero maneja muy bien su papel de tipo de apariencia buena y amable pero soso y a la vez distante, el cual intenta en sus cavilaciones convencernos y convencerse de que es alguien sin grandes convicciones ni aspiraciones, y que sabe que lo que tiene más a la mano es subsistir. Por su parte, Eckhart es esa contraparte que también oculta cosas, pero no niega ni reprime sus ambiciones, y va tras ellas, se convierte cada vez más en lo que no desea convertirse su compañero. Sus contrapartes femeninas cada una con una particular sensualidad, aportando matices diversos y atrayentes. Si bien a Scarlett Johansson (Kay Lake) no le han faltado papeles en los dos últimos años, y por lo general utilizan su físico para desde el construir sus personajes, su actuación esta a tono con el personaje que representa, esa apariencia de mujer seductora que se va difuminando y se convierte en la hermana, en la compañera, en la María Magdalena. En el caso de Hilary Swank (Madeleine Linscott) otra actriz que ha utilizado su físico para construir sus personajes, se nos presenta como una mujer obsesionada con la apariencia de la asesinada Betty, es la Femme fatal que sirve de contraste con la mirada que expresa Mia Kirshner interpretando a Elizabeth Short. El rostro de ambas se contraponen como en un claroscuro, uno ve el de Swank y en otro cuadro ve el de Kirshner (quien actúa muy bien) y el primero se opaca totalmente, es simple remedo, reforzando perfectamente la condición de belleza que embruja de la segunda.

“La Dalia Negra” es una película de símbolos e imágenes, de soliloquios y cavilaciones. Para buena parte de la crítica una obra fallida de Brian De Palma, para nosotros un buen relato, contado con propiedad.

Juan Alberto Gonzales Hurtado.





[1] La Famosa akrasía Aristotélica, la misma que conflicto tanto a San Pablo.
[2] Como dato a tener en cuenta, es que la voz del director que dirige la prueba de cámara es el propio De Palma.

jueves, 18 de enero de 2007

Little Miss Sunshine (Jonathan Dayton y Valerie Faris/ 2006)


Little Miss Sunshine (Jonathan Dayton y Valerie Faris/ 2006)

Dirección: Jonathan Dayton y Valerie Faris.

Reparto: : Greg Kinnear (Richard), Toni Collette (Sheryl), Steve Carell (Frank), Paul Dano (Dwayne), Abigail Breslin (Olive), Alan Arkin (abuelo).
Guión: Michael Arndt.

Música: Mychael Danna.

Productores: Marc Turtletaub, David T. Friendly, Peter Saraf, Albert Berger y Ron Yerxa.
Fotografía: Tim Suhrstedt.


Little Miss Sunshine[1] nos cuenta la historia de una familia ciertamente disfuncional[2], los “Hoover”. La menor, la pequeña Olive, quedó segunda en un concurso llamado “Miss Little Sunshine” y se prepara (entrenada por su abuelo) para participar en un pequeño concurso regional de su ciudad natal Alburquerque, hasta que le llega la noticia que ha sido descalificada la ganadora de “Miss Little Sunshine”, con lo cual Olive ha pasado a ser la ganadora del concurso, lo que le da la posibilidad de participar en la versión estatal de “Miss Little Sunshine”, la cual se llevara acabó en California. Por razones de logística y presupuesto la familia completa debe acompañar a la pequeña Olive al concurso. Así inicia el periplo que los llevará como toda buena Road movie a pasar diversas peripecias para finalmente encontrarse como familia y a ellos mismos.


Aires de Familia

Si bien esta familia pareciera estar emparentada con las familias excéntricas a las que nos tiene acostumbrados Wes Anderson[3], (The Royal Tenenbaums, The Life Aquatic with Steve Zissou) los Hoover tiene su cuota de originalidad. Pero veamos unos ejemplos de la excentricidad de los Hoover, el abuelo se droga, el padre ha inventado un método de nueve pasos para alcanzar el éxito, pero no ha obtenido reconocimiento alguno, y el tío de la pequeña se ha intentado suicidar recientemente debido a una decepción amorosa y profesional.

En el Camino

Los Hoover viajan porque de algún modo quieren proteger a la menor de la familia. Quieren que conserve algo que todos de algún modo sienten que han perdido ya, el poder esperar algo de la vida. Cada miembro de los Hoover de uno u otro modo se sabe fracasado, incluso el padre que ha creado su programa para alcanzar el éxito llamado “rehusar perder”. Pero de aquello de lo cual desean proteger a Olive no podrán hacerlo, pues Olive es como es, y nada de lo que ellos puedan hacer o no, la va ha cambiar.

Little Miss Sunshine” es una película ácida, corrosiva, que inicia como un drama, pero se va tornando en una comedia de un humor más que negro, con matices dulces, pero sin caer en lugares trillados. Las actuaciones de cada una de los miembros de la familia es genial. Nadie como Greg Kinnear para interpretar a un padre egocéntrico y patán, o a Toni Collete como una madre que a pesar que las cosas se le salen de las manos y esta a punto de caer en una ataque de histeria, intenta hacer lo que puede en post de tener una familia.

Sin duda cuando uno ve a los Hoover, sabe, que sea como sea la familia de uno, lo importante es tenerla, pues la familia siempre, siempre esta con uno.

Juan Alberto Gonzales Hurtado.
[1] Que fue presentada en la edición del 2006 Sundance, recibiendo la ovación del público asistente, y además, logrando ser comprada por Fox para su distribución.
[2] Disfuncionalidad que se ha vuelto no solo un evidente modo de contraponer la idea de familia feliz norteamericana, sino que se ve la propuesta de que dentro de esa disfuncionalidad en menor o mayor medida todos vivimos y nos criamos.
[3] O Noah Baumbach con la excelente “El Calamar y la Ballena” (“The Squid and the Whale”).

The Architect (Matt Tauber/ 2006)


The Architect (Matt Tauber/ 2006)

Dirección: Matt Tauber.

Reparto: : Anthony Lapaglia (Leo), Viola Davis (Tonya), Isabella Rossellini (Julia), Hayden Panettiere (Christina), Sebastian Stan (Martin), Shawn (Paul James), Cammie (Serena Reeder), Malcom Goddwin (Big Tim).
Guión: David Greig, Matt Tauber.

Música: Marcelo Zarvos.

Productor: Declan BaldwinThe Architect (Matt Tauber/ 2006)


Reparto: : Anthony Lapaglia (Leo), Viola Davis (Tonya), Isabella Rossellini (Julia), Hayden Panettiere (Christina), Sebastian Stan (Martin), Shawn (Paul James), Cammie (Serena Reeder), Malcom Goddwin (Big Tim).
Guión: David Greig, Matt Tauber.

Música: Marcelo Zarvos.

Productor: Declan Baldwin
La trama tiene como protagonistas a Leo (Anthony Lapaglia), un prominente arquitecto, que en su juventud diseño un complejo habitacional de bajo presupuesto. En la actualidad el complejo habitacional es un lugar deteriorado, y el lugar perfecto para el desarrollo de la delincuencia. El otro protagonista es Tonya (Viola Davis) una mujer que vive en el complejo habitacional y lidera una campaña para que este sea derrumbado. Tonya busca a Leo para que apoye la solicitud de derribar el complejo, pero Leo no ve razón para que su obra sea destruida. Al mismo tiempo la familia de Leo, casado con Julia (Isabella Rossellini) se esta cayendo a pedazos como el complejo que diseñó hace veinte años. Tonya por su parte lucha sola en la búsqueda de que su petición sea aceptada; perdió un hijo, y sus otras dos hijas no parecen estar identificadas con ella.

Diseñando Vidas

El arquitecto es una película que en apariencia es simple y sencilla, un drama de todos los días. Pero en realidad nos presenta una mirada muy profunda de la psique humana. De cómo las personas buscamos conectarnos con otras y constantemente fallamos en el intento, por los miedos de los demás y por los propios. De cómo podemos perder el dominio de nosotros mismo, empezar a no saber quien somos. Los distintos personajes del Arquitecto están perdidos, no saben qué quieren, sólo sienten la necesidad urgente de sentirse conectados a algo o alguien. La mirada del otro está, pero a la vez no, cada uno ve al otro pero realmente no lo está mirando, está encerrado en su propio drama.

Es una película de actuaciones sutiles y complejas, es más lo que se muestra de lo que se dice, lo que no implica que el guión no sea eficiente, todo lo contrario, cada frase, cada línea esta ahí para mostrarnos un aspecto y un matiz de la historia y de los personajes. Las actuaciones de Lapaglia, Davis y Rossellini, son excelentes, actores que saben manejar muy bien los silencios, los espacios. La manera en que nos muestran como se están destruyendo cada uno por dentro es dura y difícil de asimilar. Los jóvenes que actúan, al igual que los actores arriba mencionados, nos delinean muy bien el drama de sus personajes. Sin duda una película a ver.

Juan Alberto Gonzales Hurtado.

martes, 16 de enero de 2007

“Transamerica” (2005)





“Transamerica” (2005)

Dirección: Duncan Tucker

Reparto: Felicity Huffman (Bree), Kevin Zegers(Toby), Fionnula Flanagan(Elizabeth), Graham Greene (Calvin), Burt Young (Murray), Elizabeth Peña (Margaret)

Guión: Duncan Tucker

Fotografía: Stephen Kazmierski

Música: David Mansfield


Bree (Felicity Huffman) es un hombre que esta apunto de poder realizar su ansiado sueño de una operación de rectificación del sexo, lo cual le brindará la estabilidad y tranquilidad que ansía. Pero, a días de esto, recibe la noticia que tiene un hijo llamado Toby (Kevin Zegers), el cual se encuentra en problemas. Bree se resiste a realizar el viaje, pero su terapeuta decide que no le dará el permiso que necesita para realizar su operación hasta que resuelva su actual situación. Así se inicia Transamerica, con Bree viajando de Los Angeles hacia New York a conocer a Toby. Ya en New York deberá, a su vez, regresar a Los Angeles, para poder llegar a tiempo a su operación y lograr que su hijo biológico logre encontrar un lugar en el mundo. Dicho esto hablemos de Transamerica.

Transamerica, remite a la idea de viajar a través de él país. El prefijo trans sirve para definir la situación de tránsito, de paso. Pero ese tránsito es tanto material como afectivo; tránsito en el que todas las personas nos encontramos. Con lo cual, esta película no es sólo una historia sobre las vicisitudes de un transexual, es la historia de cualquiera de nosotros; por lo mismo, es siempre la historia de un otro, con características particulares, pero no más que la de otras personas. Un otro que cercano o lejano siempre nos dice algo.

Es agradable ver películas que delinean a sus personajes no ya desde la estructura de lo que debería ser una buena vida, sino desde de lo que es lo mejor para sus personajes, o para la coherencia de éstos. Películas, en las que se deja de lado lo políticamente correcto o la moraleja, no con el fin de escandalizar, ni crear polémica, sino que simplemente intentan contar una historia.

Spinoza y el Conatus

Spinoza en su Ética, hablaba del conatus, como la potencia o esfuerzo de cualquier cosa por preservarse en su ser. Para él, la felicidad radica en “que el hombre pueda conservar su ser”. Dicho esto, quisiéramos ver de qué modo podemos hablar en la actualidad de preservar en nuestro ser. Es claro que no lo decimos desde una clave metafísica, ni esencialista. Esto es, no hay una naturaleza que prefija lo que somos, o un pathos que ha determinado nuestro destino. Sino que el modo en que decimos en qué o cómo las personas buscamos perseverar en nuestro ser, es en la apuesta diaria por crear sentidos de vida. Por querer seguir viviendo a pesar de lo difícil que la vida se nos presente. Es tener la capacidad de cortar los círculos de violencia y dolor, en los que nos hemos visto inmersos. Transamerica sorprende, pues muestra el conatus de las personas, ese conatus que nos hace seguir intentando día a día. Si bien el pasado marca nuestro futuro, no lo define. Y la posibilidad de cambiar está latente, siempre abierta. O al menos a muchos de nosotros nos gusta creer eso.


Juan Alberto Gonzales Hurtado.

“Tristram Shandy: A Cock and Bull Story”




“Tristram Shandy: A Cock and Bull Story” (Tristram Shandy/2006)

Reparto:
Steve Coogan, Rob Brydon, Keeley Hawes, Shirley Henderson, Dylan Moran, David Walliams, Jeremy Northam, Benedict Wong, Naomie Harris, Kelly Macdonald, Elizabeth Berrington, Mark Williams, Kieran O'Brien, Roger Allam, James Fleet, Ian Hart, Ronni Ancona, Greg Wise, Stephen Fry, Gillian Anderson
Director:
Michael Winterbottom
Guion:
Martin Hardy
Productor:
Andrew Eaton

Winterbottom (de quien lo último que vimos en nuestra cartelera fue “Código 46”, y en el Cable, su celebrada “24 hour party people”; además de haber presentado el año pasado en la Berlinale “The road to Guantánamo”, obteniendo un oso a la mejor dirección) nos presenta, lo que como bien se nos repite en la película, la versión fílmica de una novela que ha sido considerada como imposible de filmar; esta novela es “La Vida y opiniones del Caballero Tristram Shandy”. Pero antes de hablar de la versión de Winterbottom, hablemos un poco del “Tristram Shandy”, esta novela escrita en el siglo XVII por Laurence Sterne[1], que buscó romper con la novela realista inglesa, la cual intentaba relatar todos los pormenores de una vida, desde el momento de la concepción hasta la muerte o al menos a través de los momentos cumbres de la vida de sus personajes. La novela en la época de Sterne hacía uso de una narración lineal, y apelaba a ser un testimonio, precisamente esto último era su marca de clase (para mayor ejemplo Robison Crusoe de Defoe), un relato fehaciente y completo de la vida de un hombre. Sterne comienza su novela proponiéndole al lector que hará esto, así que contara de qué modo fue concebido y desde donde se originan todos sus problemas, pero deja en claro que para que esto sea posible primero debe explicar algunos detalles antes de adentrarse más, y explicar esos detalles le tomara toda la novela. Sterne hará un uso magistral de las digresiones y de la meta narración, así como de la insinuación y los juegos del lenguaje (de muestra el título que recoge la película, en que “Cock” puede ser entendido como Verga o como Gallo) el lector es un cómplice más y es usual los guiños a este. Podríamos decir que el autor propone y el lector dispone, Sterne nos lleva por situaciones en que lo más “lógico” por pensar es una grosería o una obscenidad, pero él sabe salir del paso (cosa que es parte del juego) advirtiéndonos que no se refería a eso que una mente maliciosa pudiera estar insinuando. Este juego de relaciones equivocadas esta sustentado en la concepción que tiene de Locke (citado varías veces en el libro) el propio Sterne. Según Locke, nos dirá Sterne, la locura es “Razonar correctamente ideas conectadas incorrectamente”, y este vicio lo tiene todos los personajes del Tristram. Y será esta particularidad, la que produzca la serie de hechos infortunados que marcan la vida de Tristram Shandy, lo que haga infructuoso todos los planes de Walter, el padre de Tristram, por traerlo al mundo de la forma adecuada, o de educarlo con todo el conocimiento que le es necesario, o de bautizarlo al menos con un nombre adecuado. Tristram al tratar de relatarnos todos los pormenores de su vida (como antes su padre con la Tirstrampedía[2]), sólo logra dar vueltas y vueltas tras un mismo hecho.

Bueno, ahora luego de haber dado más de una vuelta sobre la novela de Sterne, pasemos hablar de la película de Winterbottom. Pero antes (y no estamos con esto imitando a Sterne), debemos explicar que “A Cock and Bull Story” es una expresión en lengua inglesa (ignoramos si antes o desde Sterne) para referirse a una relato sin pies ni cabeza.
Y es precisamente lo que logra Winterbottom, la única forma de contar el Tristram Shandy es no contándolo, es creando un relato alterno que acompañe y haga guiños al “original”.

Desde el inicio de la película es claro que los espacios se confunden y se mezclan, en una intertextualidad compleja; asistimos a la conversación superficial de los dos protagonistas del film (Steve Coogan y Rob Brydon), que dentro de este juego de autoreferencias se convierten en personajes de ficción. La película continua entre la presentación de Coogan como Tristram, y los problemas para poder llevar a cabo la filmación. La realidad y la ficción se entremezclan y los juegos de palabras y referencias se multiplican hasta el paroxismo. “La Pasarrela de addio” es la música que acompaña buena parte del film. Compuesta por Nino Rota para “Otto e mezzo”, sirve de fondo y como nuevo guiño del director de la mezcla entre la “realidad”, la ficción y el mundo de lo onírico. Así mismo sirve como la burla al ego de Coogan como personaje, que no alcanza a ser un Marcelo Mastroiani, ni Winterbottom un Fellini. El propio Winterbottom busca que veamos lo evidente que es el uso autoreferencial a su obra (“24 Hour party people”), así como la burla por creer es posible que sea él quien lleve a la pantalla la novela que es imposible filmar.

El acierto de Winterbottom es plantear este ejercicio de estilo, como algo que se escapa a cualquiera de las manos, cada escena esta abierta al ridículo, por ejemplo, vemos a Coogan insistiendo durante más de media hora que quiere otros zapatos para verse más alto que su co-protagonista (al cual no considera como tal), a una asistente de producción que siempre habla de cine (dentro de un ambiente como una filmación, en la que deberíamos suponer se encuentra llena de gente que ama hablar de cine), pero todos se aburren o guardan silencio. Además sentimos su discurso exagerado fuera de sitio, como intentando evitar decir lo que ella siente al respecto de si misma.
Al final, solo queda reírse y celebrar el poder disfrutar, del genial intento de Winterbottom por contar una historia imposible de filmar.

Juan Alberto Gonzales Hurtado.


[1] Novela inacabada, por la muerte del autor, que es bueno aclarar, se vendía por entregas de dos volúmenes por año (se publicó entre 1660-67). Así que, cuáles otras historias incluirían o cuándo hubiera terminado la novela no lo sabemos, lo cierto es que a pesar que se promete desde el primer capítulo que se contara la vida de Tristram Shandy, este recién nace en el tercer volumen.
[2] Es el nombre que recibe la enciclopedia que le padre de Tristram ha creado para la educación de su hijo, debía ser un compendio de lo más importante de la cultura humana.

2046 (Wong Kar-Wai/ 2004)




2046 (Wong Kar-Wai/ 2004)

Dirección: Won Kar-Wai.

Reparto: Tony Leung (Chow Mo Wan) Gong Li (Su Li Zhen) Takuya Kimura (Tak Kimura) Faye Wong (Wang Jing Wen) Zhang Ziyi (Bai Ling)

Guión: Won Kar-Wai.

Fotografía: Christopher Doyle, Lai Yiu Fai, Kwan Chi Leung

Música: Peer Raben, Shigeru Umebatashi

“2046”, es un relato polisemántico, esto es, de diversos sentidos, un relato abierto, que se revela de a pocos, para volver a ocultarse. El titulo del film, no sólo remite a la habitación del “Oriental Hotel”, lugar de fijación, de engaños y desengaños, ni al año al que hay que escapar, en donde no pasa absolutamente nada y uno es capaz de recuperar los recuerdos perdidos, sino que incluso apela a la promesa hecha por el gobierno de China Continental, de que nada cambiaría en Hong Kong después de que recuperara su autonomía en 1997, luego de haberse encontrado bajo el poder de los ingleses por más de 100 años. Al respecto nos dice Wong Kar-Wai: "Cuando el Gobierno de China prometió 50 años sin cambios, pensé que debía hacer una película sobre las promesas, sobre cómo las cosas pueden permanecer sin cambios durante toda la vida”.

Un lugar común en la historia humana es el correspondiente al “que hubiera sido si”, el cual Wong Kar-Wai recoge de manera exquisita. La melancolía por lo que no fue y uno sigue pensado que pudo ser. El recuerdo que no nos deja, no nos abandona. La angustia que uno debe llevar debido a las decisiones tomadas, y la conciencia final, de que no pudieron ser tomadas de otra forma.

Así como Proust se enfrentó al tiempo y a la memoria, y logró encontrar un tiempo personal, no lineal, y una memoria en la que los recuerdos fluían unos a otros, donde el más pequeño detalle nos llevaba hacía nuevas historias y nuevos recuerdos, pues así, aquello que intentamos olvidar regresa a nosotros y no nos deja; y lo que habíamos visto desde una perspectiva, con el paso del tiempo, se nos muestra con otro matiz. Lo mismo sucede en el caso de Wong Kar-Wai. Su relato nos muestra breves historias entrecortadas, que se cruzan y complementan entre sí, como un bolero, sutil y amargo, que nos relata los contratiempos de el amor no correspondido. La saudade, aquella tristeza por ausencia, recorre cada cuadro del film. La música y la fotografía completan este cuadro, que le permite a Wong Kar-Wai, como en los grandes boleros cantados por el genial Rolando Laserie decir: “Tenía que ser así”.


Juan Alberto Gonzales Hurtado.

“Everything is Illuminated” (2005)


“Everything is Illuminated” (2005)

Dirección: Liev Schreiber

Reparto: Eugene Hutz (Alex), Elijah Wood (Jonathan Safran Foer), Jonathan Safran Foer (Recogedor de hojas), Jana Hrabetova (Abuela de Jonathan), Stepan Samudovsky (Safran)
Guión: Liev Schreiber

Fotografía: Matthew Libatique

Música: Paul Cantelon


“Everything is Illuminated”, es la opera prima de el actor Liev Schreiber, (Scream 3, La Profecia) quien en esta ocasión es director y adaptador, de la primera novela de Jonathan Safran Foer[1], “Everything is Illuminated”, éxito de ventas, y que en la actualidad tiene publicada una segunda novela llamada “Extremely Loud & Incredibly Close”. La película es protagonizada por Elijah Wood y el actor debutante Eugene Hutz (quien es vocalista y líder del grupo de gipsy-punk “Gogol Bordello”) es un relato que empieza con la búsqueda del pasado de Jonathan (Elijah Wood), un joven de ascendencia judía que quiere regresar a Ucrania para buscar Trachinbrod, el pequeño pueblo del cual proviene su abuelo y en el que debería vivir aún la mujer que le salvo la vida a este, al permitirle escapar de los Nazis. Jonathan (que en Hebreo significa “Don de Dios”) tiene una peculiar manía por recolectar objetos con el fin de recordar y no olvidar. Alex, por su parte es un joven Ucraniano que con su abuelo (un ex buscador de Judíos ricos desaparecidos tras la guerra) y la pequeña perra Samy Davis Jr. Jr., lo llevaran en lo que en apariencia es un viaje anodino, pues es poco probable encontrar después de tantos un años ese pueblo, contando además que la Unión soviética cambio mucho de los nombres de las pequeñas ciudades. La música fusión de Gogol Bordello nos acompaña durante el viaje de estos personajes, a través de una Ucrania Post-Perestroika, que es tan desequilibrada y extraña como la música de fondo.

Hay personas, que piensan que el pasado no tiene ya relevancia en nuestras vidas, pues ya paso, y que solo nos queda preocuparnos por nuestro presente y por lo que nos queda en el futuro. Tal como nos dice al inicio de la película el personaje de Alex: “El pasado, es pasado. Algo que no sucede ahora, debe permanecer enterrado. Junto a nuestros recuerdos.”
Pero “Everything is Illuminated”, logra imponer de que modo la memoria individual y colectiva se encuentran ligadas. Y que es desde el pasado que construimos nuestro presente y nuestro futuro. Que solo conociendo lo que fuimos y lo que quisimos ser, podemos comprender las decisiones que tomamos y ver en que nos hemos convertido.

Puntos que son resaltantes en nuestra historia actual, luego de vivir una guerra interna que ha dejado una sociedad más fragmentada de lo que ya era. Con personas que se arrogan para si el derecho de todos, de saber y conocer lo que paso, e incluso, se creen con todo el derecho de asumir que el dolor ya paso, que las heridas están cerradas ya. Cuando el dolor y el sufrimiento ni siquiera los toco.

Pero “Everything is Illuminated”, no intenta ser una película con moraleja, ni moralista (así como esta reseña tampoco intenta serlo), sino que busca presentar de que modo la vida nos puede sorprender en cada instante. Que el miedo a recordar, es real y latente en todos los seres humanos. Que el monstruo que de chicos pertenecía al armario o a debajo de la cama, de grandes vive dentro de nosotros en nuestros recuerdos, y que solo enfrentándonos a ellos, a nuestros recuerdos, podremos ver, si queremos, que todo en la vida esta iluminado.

Juan Alberto Gonzales Hurtado.
[1] A quien podemos ver en una de las primeras escenas de la película recogiendo hojas en el cementerio Judío.

La vida secreta de las Palabras (The Secret life of words) / 2005

Los piratas son ladrones que trabajan con bandera propia y para su propio beneficio, los Corsarios trabajaban bajo la bandera de algún país y para el beneficio de su pueblo. Partiendo de esa distinción queremos iniciar una pequeña sección de comentarios sobre películas que no se consiguen (en la mayoría de los casos) sino es comprándolas Piratas.
Nosotros encontramos la piratería como algo terrible, pero lo cierto es que gracias ella y a su desarrollo podemos ver al menos una parte de lo que se esta haciendo en materia de cine en buena parte del mundo. Aclarado esto podremos ser tildados de piratas, pero preferiríamos ser al menos ser considerados corsarios.
Queremos comenzar estas pequeñas reseñas, con una película simple en estructura, pero compleja por las historias y sentimientos que encierra. Espero que logren verla y podamos en algún momento hablar de ella.





La vida secreta de las Palabras (The Secret life of words) / 2005

Isabel Coixet[1], nos trae otra gran historia escrita y dirigida por ella, hace un par de años pudimos ver en los cines “La vida sin mí”[2], la historia de una joven mujer que es madre y esposa, quien se entera de que sufre una enfermedad terminal, situación que la enfrenta a sus temores y afectos, la enfrenta a la vida y paradójicamente le permite encontrarla. En aquella ocasión como en esta contó como actriz protagónica con la genial Sara Polley.

Coixet como pocos tiene la habilidad de llevarnos a través de los secretos de Hanna (Sara Polley), una pequeña y tímida obrera que sufre de sordera, que por azar y destino termina de enfermera de Jeff (Tim Robins) un trabajador accidentado (se encuentra sufriendo de ceguera temporal y múltiples quemaduras) de una plataforma petrolera que se encuentra a portas de ser clausurada.

La relación entre enfermera y paciente, va adquiriendo mayores matices, permitiendo que se desenvuelvan los silencios y por ende los secretos de ambos. Sara Polley nos entrega una actuación soberbia, no exagera ni esconde nada, nos acerca el dolor de su personaje más de lo que uno desearía tenerlo, realmente convierte el silencio en palabras. Robins como siempre estupendo, con una actuación cuidada, da el soporte ideal para la actuación de Polley. Las conversaciones en apariencia anodinas, nos abren paso a los temores y miedos de ambos personajes, y esto solo se logra gracias a las actuaciones de Polly y Robins.

La plataforma petrolera en abandono, como espacio cerrado se nos muestra como el lugar ideal para aquellos que buscan estar solos no solo logren asimilar sus culpas o el peso de sus recuerdos, sino que les permita lograr ser libres. Las pequeñas historias en paralelo nos acercan a los puntos centrales de la película, ayudan a ver el rol del silencio en nuestras vidas, como el silencio nos acerca o nos aleja, como sirve no solo para ocultar sino para mostrar. Otro punto relevante es la banda sonora, precisa, que no solo es fondo, sino que da forma al relato y lo complementa.

Coixet permite que el relato se nos muestre, no lo fuerza; las escenas y diálogos que al comienzo se nos hacen extraños, terminan siendo aclarados por completo. Lo que un inicio puede parecer dramatismo, exageración, se nos termina presentando como el tono adecuado para narrar esta historia. Lo que en otros directores seria un dramón, en las manos de Coixet es una historia sensible que toca y que transforma a la persona que la ve.

La niñez, los libros, los recuerdos, los viajes, la tristeza, el amor y el desconsuelo hilvanan esta historia. La vida secreta de las palabras es un relato complejo, dulceamargo, de emociones aunque contenidas muy fuertes, un verdadero ensayo sobre la memoria, el perdón, el olvido y la posibilidad de sobrevivir a la muerte, así como la fuerza del amor para transformarlo todo. A no perdérsela.


Juan Alberto Gonzales Hurtado.
[1] Quien el año pasado, puso en escena en Madrid “84 charin Cros Road”, la hermosa novela epistolar de Helen Hanff. Para saber más sobre ella y de su alterego Miss Wasabi, se puede visitar www.isabelcoixet.com.
[2] Si no la ha visto, simplemente nos queda decir véala.